El primo

Como es posible que una persona que aspira a ser presidente de España (con mayúsculas para que no se enfade el bigotón melenudo) confunda la meteorología con la climatología, como es posible que desde su partido en lugar de reconocer su frivolidad en sus declaraciones o por lo menos el error, se empeñen en defenderle contra viento y marea, errar es de humanos y reconocerlo aun más.
Sera por que en los partidos el reconocer sus equivocaciones (en especial en el partido de este señor) es algo absolutamente imposible, como han sucedido con las realizadas por el Sr. Mayor Oreja sobre el franquismo (a este paso, la dictadura fue una maravilla) o las continuas descalificaciones sobre la Ley de la Memoria Histórica acusando a sus promotores de volver a escribir la historia (la suelen escribir los ganadores) o a incitar el revanchismo, callando como zorros ante las beatificaciones de los mártires “buenos” de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana española , eso no es remover el pasado, no es eso revanchismo… no claro en este caso no.
Me asombra (aun soy capaz) como si el gobierno recusa a unos jueces del Tribunal Constitucional es un ataque al sistema judicial, a la Constitución, a España y a la madre que la pario, ahora si quien recusa es el PP está en su derecho a hacerlo para defender a España y a los españoles, da autentica vergüenza como desde los partidos políticos intentan manejar a la Justicia para adecuarlas a sus intereses, pero lo hacen unos y otros, no es de recibo que la misma acción para unos es correcta y para otros es un pecado mortal.
Y si faltaba algo, llego el comandante y mando parar, un nuevo libro del iluminado Aznar, ahora son cartas a un joven español llamado Santiago (de donde sacara tiempo este hombre para tantas actividades, ¿o se lo ha escrito un negro?) con este personaje uno está curado de espanto, por que ha de sorprender lo que escribe, si los tontos dicen tonterías que se puede esperar que escriban… pues eso, lo mismo.
Comprare unos cuantos para regalárselo a mis enemigos más acérrimos.
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