Que poca dignidad

El ultimo pleno que se ha realizado con Alejo como alcalde, ha sido una muestra más de la soberbia y la vanidad que le envuelve, a veces me hace dudar si realmente se cree las cosas que cuenta, si se retroalimenta de sus propias mentiras hasta hacérselas creer que son verdad.
Ante la despedida de la portavoz socialista, ligando el triunfo de su grupo a la llegada (por fin) de la primavera a Béjar, Alejo, ha contestado con la labores del campo, la siembra y la recogida, la respuesta, así como la comparación no hubiera sido desatinada si esta siembra de la que habla Alejo hubiera aportado sus frutos en algunos de los doce años durante los cuales el ha sido el agricultor mayor, y los pocos frutos conseguidos han sido productos de los sembradores anteriores.
Sigue en su mentira que cuando él (el hacedor) llego esta ciudad estaba en la edad media y cuando él (el hacedor) se va nos deja en el siglo XXII y que todo aquello que se haga (ya va indicando por donde va a ir su oposición) es productos de sus desvelos y de sus noches en vela.
Sobra decir que él jamás tuvo ayuda, que nunca sembró cuando no debía y que muchas de sus siembras (con una cadencia asombrosa, cada cuatro años) se secaron sin ningún resultado, (problemas de mercado) que sus árboles dieron frutos amargos, (paro, emigración, corrupción… etc.) que en sus campos, los cantos y trinos de los pájaros jóvenes solo se escuchaban de vez en vez y cada vez menos corales, que cada día el sol perdía brillo para ser absorbido por una neblina gris plomiza que empapaba todo aquello que tocaba y enfermaba el corazón y el alma de algunos bejaranos.
Todo ello aderezado con una falta de respeto total a los campesinos sin tierras, o a los que osaban criticarle su pereza en las labores o su ignorancia a la hora de sembrar a destiempo (que sabrán ellos si yo soy el que mando, yo tengo la razón) obligando al destierro o pasar hambre a quien se le ocurriese refutar sus sabias decisiones, cuando no los amenazaba con el peso de la ley si osaban desmentir sus afirmaciones.
Que pena de hombre, en lugar de dedicarse a la política debería haberlo hecho a la agricultura, sin lugar a dudas es lo suyo.